Hace un par de días pasó algo que marcó el destino de mis redes sociales para el futuro (o sea, el día de hoy): #StopKony.
Déjenme explicar. África es un continente que ha sido violado, saqueado, humillado y explotado por todo tipo de personas, extranjeros y propios. África es el segundo continente más grande en extensión, y actualmente existen más conflictos y guerras civiles en sus tierras de los que podemos contar sin usar los dedos. Está difícil la situación, es verdad. Pero creo que es hora de que se enteren, queridos amigos, que no es algo de hoy, ni ayer, ni el siglo XXI. Los conflictos en África, y todas las demás miserias que abundan en este mundo como moscas sobre una funda de basura, siempre han existido. Siempre. Sí, antes de la colonización y el imperialismo y los Estados Unidos.
Joseph Kony. Okay… Esto es lo que pasó. Un gringuito desconocido, que aparentemente trabaja haciendo películas con estructura y tono a lo Hollywood, viajó a África y conoció a un niño con un pasado oscuro que compartir. El chico, originario de Uganda, fue secuestrado por miembros del Ejército de Resistencia del Señor (o LRA por sus nombre en inglés), para convertirlo en niño soldado y enviarlo a matar minorías acholis a diestra y siniestra. Este grupo terrorista cristiano fundamentalista desquiciado africano tiene como líder al siniestro Joseph Kony.
Obviamente, en una acción que puedo solamente describir como “compasión gringa por los menos afortunados, o sea, quienes no son ellos”, el tipo exclamó: “Si esto sucediese en Estados Unidos, estaría en todos los medios”. Claro, no lo dijo así de elocuentemente, porque lo dijo en inglés de gringo promedio, pero el mensaje está claro. Inmediatamente, procedió a planear cómo él, con su capacidad de hacer películas, podía ayudar a la pobre gente de Uganda y parar las injusticias cometidas contra los niños.
No voy a explicar la película, me da pereza y creo que si la recuerdo, vomitaré. El factor dulzura del hijito del gringo, imágenes de niños pobres africanos, ideas esperanzadoras y planes para cambiar el mundo: es casi como una película de Spielberg. Ya denle un Oscar, el tipo probó que sabe las fórmulas de Hollywood al revés y al derecho. Mírenlo ustedes, ahí me cuentan si merece la estatuilla.
KONY 2012 from INVISIBLE CHILDREN on Vimeo.
Lindo. Realmente enternecedor. Básicamente, el tipo nos hizo creer que todos podemos cambiar el mundo, usando la herramienta tecnológica más importante con la que contamos en la actualidad: Facebook. Tenemos la capacidad de crear un mundo lleno de paz y felicidad con nuestro poder de hacer likes y tweets, y si tenemos un poco de dinero, podemos hacer aún más: comprar un kit de papelitos y cosas para mandar derechito a la cárcel al malvado Joseph Kony.
Obviamente, como las cosas así son más virales en internet que el cólera en la India, el video este llegó a territorio ecuatoriano. Ahora, mi homepage de Facebook está empastada de links al video de arriba, y mi Twitter esta que estalla con hashtags de #StopKony y ese tipo de majaderías.
Seré muy amargada y horrible, pero le tengo bastante coraje a esta iniciativa. Si bien nació con intenciones nobles, está transformando a la realidad del mundo en un episodio de Bob Esponja, donde Kony es el bicho villano Plankton y Bob puede parar sus maldades con el poder de su bondad, ternura e ingenuidad. O sea, nosotros somos Bob Esponja.
#StopKonyTweets, por favor.
La situación es bastante difícil en Uganda, es verdad. Pero no hace falta viajar a África para encontrar situaciones difíciles. El mundo es un lugar horrible, lleno de injusticia y crueldad, donde las personas nacen para sufrir y eso es lo que hacen hasta el día que mueren. Todos esos chicos que fueron parte del melodrama de arriba pudieron haber hecho mucho más si tan solo hubiesen mirado a su alrededor y notado la realidad en la que viven muchas personas en Estados Unidos. La verdad, el mérito de la iniciativa de Kony radica en que, el video de arriba apeló a la sensibilidad de un grupo de jóvenes adultos egoístas incapaces de pensar en alguien más que ellos mismos. Admiro mucho lo que han logrado, si es que así pasó, pero no apoyo la prostitución de una causa con fines noveleros. Eso es exactamente lo que esta campaña ha hecho.
Aunque no lo crean, soy una persona humanitaria. Siento mucho que el mundo sea tan injusto, y castigue y premie de manera arbitraria. Existen demasiados problemas en cada rincón del planeta, pensar en ellos me llena de pena. Sin embargo, no existe una fuerza lo suficientemente poderosa que logre cambiarnos a todos sin alterar nuestra naturaleza y nuestros derechos. Los humanos somos así, siempre ha sido así. Conflictos mucho más sangrientos y devastadores han ocurrido a lo largo de la historia, y aún no hemos aprendido nuestra lección.
Lo que ocurre en África es una catástrofe que merece atención, pero existen miles más de igual importancia. En Afganistán, décadas de guerras, invasiones y políticas torcidas han dejado horrendas secuelas en el país y en su gente. En Corea del Norte, un régimen totalitario comunista alimentado por el culto a la personalidad y la ignorancia de la gente, causa que miles mueran de hambre y no puedan ejercer sus derechos básicos como seres humanos. Miles de romaníes en Europa enfrentan discriminación, violencia, pobreza y abusos a diario, debido a su etnia. El 30% de la población ecuatoriana vive en la pobreza, y sus necesidades no son diferentes a las de ninguna de las otras víctimas mencionadas. Todos merecen vivir y tener una vida digna.
No estoy en contra de este tipo de iniciativas. Es bueno sentir que uno puede cambiar el mundo y hacer algo por el prójimo. Sin embargo, creo que hay acciones mucho más efectivas que se pueden tomar si se quiere ayudar a alguien, no solamente dar un click y compartir un video, o comprar un kit y empapelar la ciudad con fotos de un hombre africano. Ayudar puede ser más fácil de lo que se imaginan, y encontrar personas a quienes prestarles ayuda es aún más fácil. Solo abran los ojos, salgan de la burbuja en la que están metidos y vean en dónde están. Siéntanse agradecidos por lo que tienen y hagan algo, lo que sea, por quien sea.
Creo que la viejita que vende periódicos en la esquina de mi trabajo podría beneficiarse de mi ayuda mucho más rápido que los niños en África. Busquen a su viejita de los periódicos y denle una mano. Dando pequeños pasos se llega muy lejos.
Y por favor, no más hashtags de #StopKony.